Perdida de Peso

5 Posibles Culpables De No Perder Peso

Frecuentemente comer demasiado, la falta de ejercicio o de intensidad al hacerlo, puede ser la raíz del problema pero, aunque es obvio nos negamos a admitirlo o no podemos verlo por nosotros mismos.

Además, de estar viviendo alguna de las siguientes situaciones que se presentan de forma sutil y que además al ser comunes en la modernidad pasan desapercibidas, desconociendo cómo afecta esto la ganancia de peso o la retención de líquidos.

Primer culpable: Ausencia de sueño

Hay muchas razones para cuidar la cantidad y calidad del sueño, en este caso una de las razones es evitar ganar tejido adiposo o líquidos. Cuando dormimos nuestro cuerpo se puede recuperar del estrés y daño causado a lo largo del día y como sabemos hay rutinas que necesitan más de uno para recuperar esas microfisuras.

Al privarse del sueño nuestro cuerpo pierde ese tiempo de recuperación y va a empezar a funcionar incorrectamente de forma gradual. Algunas de las señales más comunes son levantarse con dolores, cansado, mareado, de mal humor, con los ojos secos y desorientado.

Cuando no duermes lo suficiente y te levantas temprano, eres más propenso a buscar un impulso de energía rápido y por eso se presentan esos antojos de algo dulce en la mañana o cuando despiertas a media noche con un deseo incontrolable de comida chatarra, estas son señales de que el cuerpo está buscando fuentes energéticas para equilibrarse.

Sin saber lo que pasa contigo, te dices vamos al gimnasio o salgamos a trotar y te sigues imponiendo dietas restrictivas, sin resultados positivos y sigues ganando peso. El escenario más probable es que tus hormonas reguladoras del metabolismo se salgan de control, porque no tienen la oportunidad de hacer ese reseteo interno mientras duermes o no se hace de manera completa. Esto se vuelve un círculo vicioso ya que el estrés que causa la falta de sueño o el mal sueño provoca que te esfuerces más en los otros aspectos causando más estrés, todo esto sumado da como resultado unos niveles elevados de cortisol, que es la hormona del estrés, que si bien es necesaria su incremento desmedido entorpece los procesos normales del cuerpo.

La solución: Es bastante obvia y sencilla, ¡debes dormir más! Y si no puedes dormir por la noche debido a los turnos en el trabajo u otras actividades, lo mejor es buscar melatonina, una hormona de la glándula pineal cuya función es regular nuestro reloj biológico y solo es secretada en la oscuridad, controla los procesos de oxidación y mantiene en orden el sistema inmune. Recuerda tomar una siesta es una buena opción.

Segundo culpable: Tomar o incluir azucares artificiales en la dieta

Hoy el azúcar refinada es el enemigo público número uno en el fitness y la medicina. Entonces la industria alimenticia empezó a sacar productos libres de azúcar (sugar free) o cero azúcar. Pero estos dos términos no significan que sean productos saludables en todos los casos.

Estudios recientes muestran que endulzantes artificiales como el aspartame pueden aumentar el apetito en una gran parte de la población que lo consume. El otro problema es igual de profundo, ya que al ser hasta 200 veces más dulce que la misma azúcar, el cuerpo se acostumbra a esos estímulos tan fuertes en los receptores de las papilas y envían una señal cada vez más débil al cerebro, lo que provoca que busquemos cosas cada vez más dulces sin darnos cuenta.

Incluso estos productos tienen otro efecto perjudicial para nuestro páncreas, ya que el cuerpo asume que son azúcares normales y segrega insulina sin tener el mismo efecto. A largo plazo esto genera mayor ansiedad por su consumo llegando a tener una segregación excesiva de insulina que puede llevar a una resistencia a esta y finalmente desencadenar una diabetes tipo 2.

La solución: Lo más razonable es evitar el consumo de bebidas y alimentos endulzados con azúcares artificiales. Puedes preparar tus propias bebidas bajas en calorías, usar miel como endulzante o productos poco refinados de caña de azúcar.

Tercer culpable: Mucho estrés

El estrés es inevitable y se debe aprender a vivir con él y canalizarlo en actividades que se ajusten al estilo de vida de cada persona.

El estrés diario tiene dos grandes problemas que son la elevación de los niveles de la hormona cortisol y los malos hábitos alimenticios. Consumir comida chatarra o saltarse las comidas eleva los niveles de cortisol, ya que comer activa una cadena de reacciones químicas y hormonales que causan satisfacción y bajan el estrés del momento.

La solución: Para reducir estrés en tu vida busca pasatiempos, por ejemplo puedes buscar por Facebook grupos que practiquen un deporte que te guste, volver a hablar con tus amigos del colegio o la universidad y hacer planes al aire libre. Si eres de planes solidarios puedes hacer senderismo en rutas seguras o parques nacionales, hacer yoga, tai chi, meditar, ver comediantes en Youtube, buscar una buena serie en alguna plataforma de streaming, escuchar música o podcasts. Es importante que tomes al menos 5 minutos al día para relajarte un poco y cuidar tu salud.

Cuarto culpable: Sensibilidad o Intolerancia a ciertos alimentos

Aunque no hay acuerdos exactos en torno al debate de este tema, las personas presentan sensibilidad o intolerancia a ciertos alimentos o componentes, esto siendo diferente a las alergias que representan un peligro directo a la vida del individuo.

Los signos de intolerancia varían mucho de persona a persona, pero los más comunes son hinchazón, gases, indigestión, fatiga, cansancio mental, irritabilidad, mal humor y ganancias de peso. Esto es debido a la respuesta inflamatoria del sistema inmune cuando se expone a estas comidas, esta respuesta puede hacerte ganar peso y dificulta su pérdida.

Las respuestas inflamatorias son las principales responsables de la ganancia de peso y de muchas enfermedades, pues crea un ambiente perfecto para ganar tejido adiposo, retener líquidos y adquirir enfermedades crónicas.

La solución: Debes eliminar de tu dieta los alimentos que provocan estos síntomas, esto se puede al poner atención a nuestro abdomen después de cada comida, lo que facilita la detección de productos o componentes que no favorecen tu organismo, de ser posible acude al médico de para pedirle un test de sangre que ayude a identificar a qué alimentos puedes ser sensible o intolerante.

Si decides probar por ti mismo qué alimentos causan estos malestares, prueba suprimirlos por 6 semanas para ver como responde tu cuerpo. Si descubres un alimento que provoque alguno de los síntomas mencionados anteriormente debes eliminarlos definitivamente de tu dieta y verás cambios en cómo te ves y cómo te sientes.

Quinto Culpable: Control de las porciones

Ya hemos hablado de esto anteriormente, ya que alimentos como las nueces o los frutos secos que normalmente se consumen en porciones pequeñas, al no saciar con facilidad y tener un sabor agradable hace que exageremos su ingesta. Y podemos pasar de unas 20 a 25 nueces que tienen entre 190 a 200 calorías a multiplicarse por dos snacks al día y dará como resultado una comida pequeña adicional que no esperabas ingerir.

El error en aumentar el consumo de los alimentos saludables es que las personas en general piensan que un alimento sano no aporta calorías y esto es completamente falso.

Ahora también está el problema de no tener una escala de proporción para los alimentos, esto puede jugar en dos sentidos, los que dicen que comen bien y comen mucho, pero al ver los gramos nos damos cuenta que es poco alimento para suplir las necesidades de su cuerpo o los que dicen que comen poco, pero son porciones con un buen gramaje.

La solución: Usar platos más pequeños, jugar con una gramara o bascula pequeña hasta adquirir esa escala de proporción con la comida, comer más lento para esto hay una técnica que se llama cubierto en plato, es decir que después de llevar el bocado a la boca dejas el cubierto y una vez pases lo vuelves a tomar, masticar mejor cada bocado, dejar de comer cuando no tienes hambre y  tomar líquidos mientras comes.

En conclusión, ganar tejido adiposo inesperadamente puede causar frustración, pero no debemos dejarnos llevar por las emociones. Lo mejor que puedes hacer es dar un paso a un lado, evaluar los cambios recientes en tu rutina y en tu cuerpo. Aunque probablemente sea uno o más factores los culpables no te estreses, porque sube el cortisol, y recuerda que tu cuerpo es una máquina muy inteligente y eficiente. Solo mantente enfocado, trata amablemente a tu cuerpo con alimentos saludables y nutritivos, disminuye o manejas mejor el estrés y duermes más, tu cuerpo te recompensará con la fuerza y salud que buscabas.

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